Capitulo 1: Una persona inesperada; un recuerdo doloroso
[Advertencia la siguiente historia contiene mpreg, y escenas homoromanticonas leer bajo su propio riesgo]
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En plena Athenas se encontraba aquel hombre de cabellos celestes, agasajando a su público con hermosas melodías, se podía sentir el dolor, en cada nota, sus dedos deslizarse los hilos de aquella lira parecian hipnotizar al público que quedaban estáticos, escuchando aquel melancólico réquiem, réquiem que aquel músico dedicaba a su difunta amada, Euridice.
Al terminar la gente aplaudía al talentoso joven del cual lo único que se conocía era su nombre, Orfeo. —¡Tremendo talento!
—Todo los días pasó para oír sus serenatas, son preciosas. —La gente solo murmuraba halagos hacia el artista, hasta que aquel encapuchado apareció.
—Disculpe, usted es Orfeo. —Miró hacia el encapuchado que le daba un aura familiar, conocida. —Sí, ¿Quién me busca? — Guardando aquella lira de plata, su mayor posesión —Mi nombre es Chenzira, y soy su hijo. —Eso era imposible ¿Un hijo? No podía ser real,
las dos personas con la que se había relacionado, estaban muertas. —Estas equivocado, yo no puedo ser tu padre, las dos personas con las que me relacione ya no están en este mundo ¡Yo no puedo ser tu padre!
—¡Imposible! Mi padre jamás me mentiria.
He venido de muy lejos solo para buscarlo, mi padre me dijo que usted estaría aquí. —Estaba enojada ante tal muchacho que obstinado seguía que era su padre, provocando tal angustia, recuerdos dolorosos, acaso pretendía hacerle sentir mal, hacerlo sentir más infeliz de lo que ya era, acaso no entendía que lo que decía, y afirmaba era imposible. Apretaba el puño marcando la venas de su manos, y de su cien, la respiración se volvía brusca quería contenerse pero lo estaba sacando de sus canillas —Por última vez muchacho, te lo repito ¡Yo no soy tu padre! Solo he estado con dos personas en mi vida, de las cuales esas dos están fallecidas, ya no están en este plano. Te sugiero que ya no me molestes, y me dejes en paz, tu padre te mintió.
—No, mi padre no mentiria, yo soy tu hijo —En ese momento estallo, iba a a golpearlo pero antes que eso pasara, aquel joven se quito la capucha, mostrando su apariencia; cabello liso y denso hasta la nuca, aquel flequillo tan característico, unos ojos oros preciosos que constrataban con su piel morena, unos labios finos, un rostro hermoso. Su puño se detuvo justo frente a su rostro, para abrirse y poder acariciarlo, quebrandose por completo en el piso al ver aquel rostro nuevamente, al volver aquel recuerdo tan doloroso de su pasado.
Las lágrimas empezaron a salir como si la muralla que las contuviera, ya no existieran. —Entonces no es mentira, si eres mi hijo.
—Es lo que te estoy diciendo, ¿o no oyes? Dime ¿Estas bien?. —No, no lo estaba aquel dolor en el pecho, aquella angustia de aquel doloroso pasado había regresado por él, había vuelto para atormentarlo hasta que su mente hizo un click.
—Si tu eres mi hijo entonces él me mintió.
Continúara...